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Writer's pictureBryan Ramírez Castro

“El Vuelo del Espíritu: Aves en la Cosmovisión de Costa Rica y Mesoamérica”:

Estos seres plumados siempre han sido una parte importante del día a día en la historia de la humanidad, atribuyéndoseles distintas simbologías y siendo indicadores biológicos según la especie, de diferentes sistemas o hábitats en el mundo, así como en diferentes aspectos de las culturas .


La cantidad de historias alrededor del mundo son tan interesantes como extensas por lo cual nos enfocaremos en la relación de las aves y las diferentes culturas indígenas Mesoamericanas y en Costa rica también algunos mitos que yacen aun sin origen claro.


Esta rama de estudio se conoce como etno-ornitología, es una materia interdisciplinar y combina perspectivas antropológicas, cognitivas y lingüísticas con un enfoque de las ciencias naturales a la descripción e interpretación del conocimiento humano y el uso de las aves. Como la etnociencia y otros términos afines, "etnoornitología" es a veces utilizado para referirse a las prácticas de las personas más que el estudio de estas prácticas. Un enfoque más amplio es cómo las aves son percibidas, utilizadas y gestionadas en sociedades humanas, incluyendo su uso como alimento, medicina y adorno personal, así como su uso en adivinación y rituales. La investigación etnoornitologíca aplicada está también empezado a jugar papel de creciente importancia en el desarrollo de proyectos conservacionistas.


América es el continente que alberga el mayor número de especies de aves a nivel mundial. Es también un continente que alberga una rica diversidad cultural, con más de 1000 lenguas amerindias y con el mayor número y porcentaje de lenguajes en peligro de extinción. Esta combinación de una exuberante diversidad biológica y cultural y la gran amenaza bajo la cual se encuentran ambas, hace que la etno-ornitología sea una disciplina necesaria para comprender y proteger la diversidad biocultural de nuestro continente.


Un relato tojolabal de creación cuenta la forma en que Dios mandó a inundar el mundo como castigo a los humanos de una era anterior, quienes quisieron conocer lo que hay en el cielo y más allá. Así, la tierra quedó bajo las aguas y perecieron casi todos los seres humanos, excepto

los que se refugiaron en las cuevas. El siguiente fragmento corresponde a lo que hizo

Dios después de mandar el diluvio: “Envió Dios entonces a una paloma [Leptotila verreauxi] para ver cómo había quedado el mundo, y el animalito, cuando vio las piedrecitas que dejó la corriente a la orilla de los ríos, confundiéndolas con alimento, se

puso a comerlas, y creció y pesó tanto su buche, que le impidió volar. Fue enviado después el zopilote José [Coragyps atratus] quien al bajar, olvidándose de su encargo, vio los

cuerpos descompuestos y se puso a comer en forma tan desmedida que tampoco pudo

regresar. Nuevamente mandó Dios a un mensajero, tocándole el turno ahora al ts’ unu’ un

[colibrí]. Éste, al ver las flores se puso a chuparlas, pero pensó ‘mejor voy a guardar su palabra de mi patrón’, sacó entonces su tecomatito [recipiente] y empezó a guardar las

flores para chuparlas después. Alzó el vuelo y llego hasta el Sol, donde vive Dios, al mismo tiempo que la paloma y el usej [Coragyps atratus]. Dios interpeló a la paloma y al zopilote diciéndoles que no les había enviado a comer, y entonces José, grosero, replicó que el mundo estaba muy lejos y, la verdad, a él le había dado mucha hambre. Ambos fueron castigados; a la paloma se le hizo pasar por brasas, quemándosele las patas, por eso las tiene rojas desde entonces. Al zopilote se le aplicó el mismo castigo, pero como las brasas eran ya sólo cenizas, le quedaron las patas grises, entonces Dios se las volteó, por eso camina como pato. Además, por haber comido carroña, Dios le volteó la cabeza sacándosela por el ano, por eso la tiene como hasta ahora. Al colibrí, en cambio, se le concedió seguir alimentándose de flores, por eso es tan limpio este animalito” (Gómez et al.1999).




En la lengua tojol-ab’al, el Jote Cabeza Negra o Zopilote (Coragyps atratus) es conocido con

el nombre de usej, el Yerutí Común (Leptotila verreauxi), la paloma, se llama pumus y la palabra ts’unul o ts’unun hace referencia a cualquiera de las especies de la familia Trochilidae,

conocidas comúnmente como picaflores o colibríes.

El Zopilote Rey En la cultura popular de América Latina, el zopilote también ha sido objeto de numerosas creencias y supersticiones. Se le atribuyen poderes de limpieza espiritual y protección contra el mal de ojo. Además, se dice que la presencia de un zopilote puede anunciar cambios importantes en la vida de las personas, tanto positivos como negativos.

En la mitología azteca, por ejemplo, el Zopilote estaba relacionado con el dios Xólotl, quien era considerado el guía de las almas en su travesía por el inframundo. Según las creencias, Xólotl tomaba la forma de un Zopilote para acompañar a los difuntos en su viaje hacia Mictlán, el reino de los muertos.


Por su parte, en la cultura maya, el Zopilote era un símbolo de renovación y transformación. Se le asociaba con el dios Kukulkán, quien descendía a la Tierra en forma de Zopilote para comunicarse con los seres humanos y transmitirles conocimientos sagrados.

Este rico bagaje cultural ha pervivido en la actualidad, influenciando la visión popular del Zopilote y aportando matices interesantes a su representación en la cultura contemporánea.

Podemos tomar por caso a los indios Bribris de la región de Talamanca; creen ellos aún en la existencia de un dios principal, Sibú, que en algunos de sus actos parece haber procedido además como deidad civilizadora. Sibú por caso, fue el que enseñó a bailar a los hombres. Incluso tienen una canción que recuerda un episodio de tal hecho:


Sibú vino transformado en un zopilote


vestido como un hombre,


con un collar en su garganta.


El collar reflejaba,


El vino con el collar


Ejené, ekujé (1)


El vino a darnos la danza


EI vino del aire


Ejené, ekujé


Ejené, eanje.


Esta canción sirve para poner en evidencia que uno de los rasgos más salientes de la figura de Sibú en su forma de zopilote, es la de ser portador de un collar sobre su cuello. Existen en efecto numerosos ejemplares, entre las comúnmente llamadas "águilas" indígenas de oro, en que ese detalle viene a ser fácilmente distinguible


Notas:

1- Las frases en lengua indígena, según indica la autora, no tienen significado, pero se usa sólo para el sonido y para subrayar el compás de la danza.

El contenido de las informaciones transcritas, nos van llevando en cierto modo a una atrevida interpretación, la de que muchas de las comúnmente llamadas "águilas" entre las piezas de la metalistería indígena precolombina, bien pueden ser, particularmente en los casos aquellos en los que aparecen con collar, las propias representaciones de Sibú cuando adoptó éste la forma de gallinazo.


Fuente: Lothrop, pp. 56-57.



Antonio Saldaña, ultimo cacique de Talamanca. En la imagen se pueden apreciar sus colgantes indicadores de rango.



Bibliografía o literatura citada






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